¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

martes, 19 de agosto de 2008

Haltunchén

Si existe algún lugar en el mundo en el que parezca que el tiempo se ha detenido ése es Haltunchén, una aldea de pescadores en las afueras de Champotón, donde las gentes viven al día con una calma que más que tranquilidad es verdadera parsimonia. Allí se localizan unos cuantos montículos en los que ciframos nuestras esperanzas de descubrir Chakanputún, o al menos indicios suficientes de la presencia tolteca en la zona, o algo que pudiéramos fechar incuestionablemente en el siglo X. Lo que sí encontramos en seguida fueron bastantes serpientes, varias de ellas pertenecientes a la peligrosa secta de las coralillos. Salvo una de ellas, que atacó descaradamente -e insólitamente- a una de las chicas de la expedición, el resto se comportó como reptiles civilizados que por lo general iban a lo suyo, vivían y dejaban vivir.
Fue una larga y poco fructífera campaña. Logramos identificar el yacimiento, y quizás llenar una pequeña laguna de la arqueología de la costa campechana (los resultados se publicaron en la Revista Española de Antropología Americana), pero nuestros verdaderos objetivos no se alcanzaron, con lo que decidimos partir hacia otros horizontes. Corría el año 1983, habíamos resuelto pasar una temporada en Quintana Roo, bellísimo territorio donde todavía quedaban áreas monolingües, y donde se sitúa el que fue reducto último de los mayas rebeldes que tantos quebraderos de cabeza dieron al Gobierno de México en el siglo XIX.

domingo, 3 de agosto de 2008

En México

El trabajo en el occidente de Guatemala progresaba adecuadamente, a pesar de que se oían en la distancia los ecos del terrible conflicto civil. Pero llegó el momento en que España rompió las relaciones diplomáticas con el país centroamericano, luego del asalto a la embajada, y nosotros, que éramos una Misión Arqueológica oficial, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores, tuvimos que abandonar el gran proyecto y pensar en otro destino. El año 1980 hicimos un recorrido por México; se trataba de continuar en el área maya con un objetivo suficientemente interesante. Lo hallamos en Champotón, un pueblo del sur del estado de Campeche. Allí, decía el mito, el héroe Quetzalcóatl se había embarcado adentrándose en el océano y prometiendo volver algún día a recuperar su reino. Incluso eran visibles las ruinas de una suerte de torre que se dice dejó el personaje como testimonio de su partida. Quetzalcóatl era tolteca, de modo que había que buscar vestigios de esa cultura. Además, de Chakanputún, tal vez el mismo Champotón moderno, salieron los itzáes que fundaron Chichén Itzá. En fin, que era un lugar lleno de sugerentes problemas arqueológicos que podíamos tratar de resolver. Un lugar alejado del trasiego turístico, detenido en el tiempo, con un ligero tinte decadente y una atmósfera a mitad de camino entre el misterio y la inquietante ambigüedad.