¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

¿Qué se dicen los mayas de esta vasija?

jueves, 11 de abril de 2013

¿Cómo debe ser una novela histórica?

Dentro de poco se cumplirá un año desde que apareció mi novela Bolnak, el maya. Es un buen momento para hacer balance. Lo primero que tengo que reconocer es que algunos lectores se han quejado de la cantidad de términos mayas que hay en la obra, unos dicen que hace difícil la lectura, otros que resulta así "demasiado técnica". Nada más lejos de mi ánimo, como digo claramente en la nota preliminar, escribir un libro técnico, sino todo lo contrario, pretendo huir de los tecnicismos y hacer ficción lisa y llanamente. Pero era absolutamente necesario crear un ambiente maya para diferenciar la novela de otras que ocurren en Roma, en Bizancio o en Egipto, y ese ambiente, en cierta medida, se logra con una terminología maya, ceremonias, topónimos y cosas variadas. Es conveniente leer esos nombres como lo que son, un rótulo identificativo, que no es preciso tratar de entender y ni siquiera memorizar. Es cierto que el lector español está poco o nada acostumbrado a la lengua maya, pero sería lo mismo con el sumerio o el persa. Lo que importa, por tanto, es la acción, lo que acontece, y no tanto la denominación de los protagonistas del suceso. Otros lectores, los que gustan de América precolombina, o de América sin más, han encontrado la obra atractiva y, a menudo, una buena vía para empezar a interesarse por los mayas, para despertar la curiosidad, una puerta que facilita la entrada a un mundo muy distinto del de la tradición mediterránea y  absolutamente fascinante. Como las lagunas que existen sobre la historia antigua de los mayas mesoamericanos son muchas y muy vastas, una novela que transcurra en el siglo VIII no puede ajustarse al llamado "rigor histórico", porque entonces habría muy pocas posibilidades de escribir una narración fluida e interesante, y está obligada a reconstruir idealmente situaciones, lugares, hechos y personajes, que resultan, por tanto, consecuencia de la imaginación, de lo que pudo haber sido. Lo importante, a mi modo de ver, es que la obra  guarde una distancia con lo auténticamente fantástico o disparatado, que se mantenga en el ámbito de lo plausible, aunque imaginado o indemostrable. Esa misma norma es la que guía la segunda novela de Bolnak, que espero pueda estar en la imprenta a lo largo de este año 2013.